Vamos a ver qué es la inflación subyacente, en qué se diferencia de la inflación clásica, cómo y por qué se “creó”, sus principales características, por qué tiene tanta importancia para los Bancos Centrales y para los Gobiernos y cómo se calcula.

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Qué es la inflación subyacente

La inflación es la subida continuada de los precios de los bienes y servicios que se consumen en un país, de manera que guarda una estrecha relación con la actividad económica. Esto significa que en momentos de bonanza económica, las compañías suben los precios de sus bienes y servicios y los usuarios tienen que pagar un mayor dinero por ello.

Por tanto, la inflación es la subida del precio de los bienes y los servicios (durante un tiempo concreto) que los ciudadanos utilizan.

Su medición se lleva a cabo mediante el índice de precios al consumo, llamado IPC, el cual confecciona mensualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El IPC tiene en cuenta los siguientes elementos:

• Alimentos y bebidas no alcohólicas.
• Bebidas alcohólicas y tabaco.
• Vivienda.
• Vestido y calzado.
• Menaje.
• Medicina.
• Transporte.
• Comunicaciones.
• Ocio y cultura.
• Enseñanza.
• Hoteles, cafés y restaurantes.
• Otros bienes y servicios.

Para un país, tener una elevada inflación es una rémora complicada, puesto que implica que aumenta el coste de la vida para sus ciudadanos y las empresas, lo que supone una pérdida del poder adquisitivo (si antes con x dinero se podían comprar x cosas, ahora con ese mismo dinero se pueden comprar menos).

Suele haber diferentes causas que llevan a ver una elevada inflación, aunque la más habitual es el incremento del precio de las materias primas, sobre todo el petróleo y ello suele producirse por conflictos sociales y conflictos armados que afectan a los países productores de petróleo.

Desde el mes de enero de 2002 la metodología del IPC se renovó completamente. Los cambios metodológicos han hecho del IPC un indicador más dinámico, que se adapta mejor a la evolución del mercado, ya que se pueden actualizar las ponderaciones con más frecuencia. Además, se pueden incluir nuevos productos en la cesta de la compra en el momento en que su consumo comience a ser significativo.

Pero dentro de la inflación, hay un concepto clave que es importante conocer. Se trata de la inflación subyacente, la cual se calcula sin tener en consideración los precios de la energía ni los alimentos no elaborados. El resto de elementos sí los tiene en cuenta.

La inflación subyacente tiene una gran importancia, de hecho más que la inflación clásica:

* Los diversos Bancos Centrales siguen más de cerca la subyacente a la hora de analizar y evaluar la situación económica de un país o región y poder de esta manera estudiar las medidas de política monetaria que hay que implementar en cada momento (qué medidas, con qué intensidad, durante cuánto tiempo).

* La inflación subyacente sirve a los Gobiernos para saber la evolución de los precios con independencia de los eventos coyunturales o temporales, la mayoría externos, y de esta forma decidir qué medidas políticas son las más adecuadas en cada momento.

Y es que la inflación subyacente ayuda a evitar el ruido y la distorsión. Por ejemplo, en un país podría haber una inflación del 9% derivada de problemas conectados con la energía, y si miramos su inflación subyacente puede ser del 2,7%. Esto reflejaría que en realidad el precio de los bienes y servicios utilizados por los ciudadanos no están caros, sino que obedece a un elemento puntual, por ejemplo a la fuerte subida del petróleo por una guerra que afecte a países productores clave.

Precisamente por algo parecido surgió en 1970 el término inflación subyacente, por una guerra que afectó a países productores y originó una fuerte escalada del precio del crudo que terminó redundando en un rally de la inflación. Debido a ello se intentó tener otro medio de medir la inflación sin tener en cuenta la evolución tan volátil de determinados elementos.

Cómo se calcula la inflación subyacente

Una de las principales diferencias entre la inflación clásica y la subyacente es el modo de calcularse.

Si a la hora de calcular la inflación clásica se incluye prácticamente todo lo que es relevante, con la inflación subyacente es distinto, ya que no se incluyen determinados elementos que se caracterizan por su elevada volatilidad y que pueden experimentar fuertes variaciones y oscilaciones de precios.

Podemos sintetizar la diferencia entre las dos inflaciones de la siguiente manera:

1º La inflación tradicional tiene en cuenta la evolución de precios de un conjunto muy amplio de productos y servicios. Por su parte, la inflación subyacente no tiene en cuenta para su elaboración diferentes elementos, como por ejemplo la energía (electricidad, gasolina, gas, petróleo) ni los alimentos no9 elaborados (frutas, verduras).

2º La inflación tradicional se usa para calibrar la evolución de los precios de manera anual su evolución año tras año. En cambio, la inflación subyacente es también muy válida para ser utilizada en periodos de tiempo más reducidos, como por ejemplo para hacer comparativas entre meses o trimestres.

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