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Qué es una póliza de crédito
Una póliza de crédito es una línea de financiación que nos concede una entidad bancaria y que nos ofrece la posibilidad de utilizar el capital cuando sea necesario, de hecho no tenemos por qué utilizar todo el dinero, solo el que vayamos a necesitar.
De esta manera, tenemos la tranquilidad de que podemos acceder a una suma de dinero para utilizarla en cuanto lo necesitemos.
La póliza se formaliza mediante un contrato en el que ha de constar diversas cuestiones, tales como las condiciones, los intereses y los plazos de pago.
Evidentemente, para que el banco nos apruebe una póliza, debemos de tener una solvencia económica óptima.
Una póliza de crédito tiende a identificarse como si fuese un préstamo bancario, pero en realidad presenta ciertos aspectos que la diferencia bastante:
* Un préstamo bancario implica que recibimos de la entidad el dinero total que hemos solicitado. Da igual si utilizamos todo ese dinero o bien solo una parte, nuestra obligación es devolver toda esa suma económica a la que habrá que añadirle los intereses correspondientes. Se solicita para hacer frente una necesidad concreta en el momento de la solicitud.
* En cambio, con una póliza de crédito no recibimos todo el capital que el banco nos ha autorizado, simplemente nos abre una línea de financiación de manera que tenemos la opción de utilizar todo ese dinero o una parte cuando lo necesitemos, incluso no utilizarlo, y solo tendremos que abonar los intereses sobre el capital que hayamos utilizado. De esta manera, nos permite gestionar el crédito en la medida que lo vayamos necesitando e ir abonando los intereses según el dinero que se utilice.
Generalmente, una póliza de crédito suele tener un año de vencimiento, y pasado ese tiempo podemos decidir si queremos renovarla o cancelarla.
Gastos de una póliza de crédito
- Comisión de apertura: se produce cuando suscribimos la póliza con el banco. Es un tanto por ciento sobre el capital total de la línea de financiación y el máximo suele ser el 2%.
- Comisión de revisión anual: cuando ha vencido la póliza, podemos decidir renovarla o no. En caso de renovación, la comisión tiende a ser igual que la de apertura.
- Comisión por saldo excedido: Si se utiliza un dinero por encima de lo fijado en la póliza, el banco cobrará una comisión sobre el exceso.
- Comisión de cancelación: si queremos cancelar la póliza antes del plazo fijado, nos cobrará una comisión en concepto de penalización.
Ejemplo de póliza de crédito
Veamos un ejemplo de póliza de crédito y otro de préstamo para entenderlo todo mejor:
– Ejemplo de préstamo: necesitamos 5000 euros para pagar una deuda de nuestro negocio. Acudimos al banco y tras estudiar nuestro perfil nos aprueba el préstamo y recibimos en nuestra cuenta los 5000 euros. Tanto si gastamos todo el dinero, una parte o nada, tenemos que devolver al banco esos 5000 euros junto con los intereses.
– Ejemplo de póliza de crédito: abrimos una línea de crédito por importe de 10.000 euros. Sabemos que podemos disponer del dinero cuando queramos. Los 5 primeros meses no necesitamos dinero, pero el sexto mes nos surge una emergencia y necesitamos 4000 euros. Decidimos utiliza la póliza de crédito y cogemos 4000 euros. Tendremos que devolver al banco ese importe y los intereses serán sobre 4000 y no sobre 10.000 euros.
Pólizas de crédito para autónomos, particulares y empresas
Una póliza de crédito puede ser solicitada por una empresa, por un autónomo y también por un particular, aunque este último caso suele ser menos habitual.
Su principal finalidad es la de ser una herramienta de cara a poder hacer frente a las necesidades puntuales de liquidez y poder aligerar los problemas de tesorería, por ejemplo el pago trimestral del IVA, facturas impagadas, etc.
Es importante no utilizar una póliza de crédito para:
- Afrontar los gastos que sean fijos o periódicos.
- Realizar inversiones de cara a ampliar el negocio y que crezca.
- Adquirir materiales, maquinaria, coches, etc.
Entre otras razones porque tienen un alto interés, de ahí que estén ideadas para el corto plazo y devolver el dinero al banco lo más tempranamente que se pueda. Para esos casos es mejor recurrir a otros productos, como por ejemplo préstamos, crowdfunding, leasing, etc.
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