
Vamos a ver qué es la insolvencia, los tipos que hay, sus consecuencias, cómo poder declararse insolvente y el tema de la reestructuración de la deuda.
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Qué es la insolvencia
La insolvencia es la situación en la que se encuentra una persona o una empresa que no puede cumplir con sus deudas y obligaciones de carácter económico en el plazo establecido y ello se debe a que no cuenta con capacidad económica, entendiendo como tal dinero, bienes o patrimonio.
Por ejemplo, un particular puede ser insolvente porque se ha quedado sin empleo, o porque sus ingresos laborales se han visto reducidos. En el caso de una empresa o un autónomo podría ser porque el negocio no va bien y la facturación baja.
No existen requisitos para declararse insolvente, aunque una empresa para solicitar el concurso de acreedores necesita estar en situación de insolvencia, y una persona para beneficiarse de la Ley de segunda oportunidad también.
Clases de insolvencia
Atendiendo a la estructura:
– Insolvencia de liquidez: es aquella situación en la que una persona o una empresa no puede abonar sus deudas en el tiempo establecido, pero en cambio dispone de recursos para poder hacerlo más adelante.
Por ejemplo, una persona se ha quedado sin liquidez o efectivo para abonar las cuotas de un crédito que solicitó porque le han surgido una serie de gastos imprevistos importantes, pero dispone de acciones de empresas que si las vende sí tendría capital para hacer frente a sus obligaciones pecuniarias.
– Insolvencia patrimonial: en este caso las deudas de una persona o empresa no solo no se pueden afrontar con la liquidez que se dispone en ese momento, sino tampoco recurriendo a patrimonio (acciones, inversiones, bienes inmuebles, etc).
Atendiendo al factor temporal:
– Insolvencia actual: no podemos pagar las deudas en ese momento.
– Insolvencia inminente: no podremos hacer frente al pago de las deudas en los próximos 3 meses.
– Insolvencia probable: se refiere más al ámbito profesional (autónomos y empresas). Es aquella situación en la que se prevé que no se podrá pagar las deudas en los próximos 2 años.
Consecuencias de la insolvencia
– Cuando no pagas una deuda económica, el tiempo va en tu contra. Esto quiere decir que cuanto más tiempo pase sin cumplir con tus obligaciones, mayores intereses de demora tendrás que pagar, de manera que el importe de la deuda se va incrementando. Por eso es importante buscar soluciones y alternativas lo antes posible, para que al final la cuantía a deber no alcance un punto de no retorno.
– Si eres autónomo o una empresa, el tema reputacional y de marca es clave para poder vender tus servicios y productos. Al ser un deudor aparecerás en registros especializados de morosidad cuya consulta es pública, con lo que estarás “marcado”.
– Relacionado con el punto anterior, decir que al aparecer en esos registros implica, entre otras cuestiones, que no podrás acceder a financiación, es decir, los bancos no te concederán créditos o préstamos y esto se refiere tanto a empresas como autónomos y particulares.
– La consecuencia más grave es que en virtud de una serie de circunstancias, la insolvencia podría acarrear la comisión de un delito. Por ejemplo:
- Si se falsifica y manipula la cuenta de resultados de una empresa para que no refleje la situación económica real.
- Si se oculta o esconde bienes y patrimonio de cara a no tener que pagar deudas alegando insolvencia.
La declaración de insolvencia: declararse insolvente
La declaración de insolvencia permite al deudor tener protección frente a sus acreedores, como por ejemplo la suspensión de los embargos y la renegociación de las deudas.
La insolvencia ha de ser actual e inminente, es decir, no se tiene capacidad económica en el momento actual para afrontar las obligaciones.
Cuando el deudor es un autónomo o una empresa, puede negociar con el acreedor de cara a establecer un plan de reestructuración de sus deudas.
La declaración de insolvencia se lleva a cabo mediante un procedimiento judicial. Lo ideal es que acudas a un abogado el cual presentará, junto con el procurador, la solicitud de insolvencia en el juzgado. Se deberá también demostrar ante el juez que el deudor es insolvente (no cuenta ni con efectivo ni con patrimonio para pagar sus deudas) y que actúa de buena fe. Tras ello, el juez analiza la situación económica del deudor y decide.
Qué es la reestructuración de la deuda
Cuando el deudor no puede hacer frente a sus obligaciones y pagos, tiene la posibilidad de reunirse con su acreedor en busca de lograr facilidades, que pueden consistir, por ejemplo, en:
- Aplazar los pagos.
- Obtener una moratoria.
- Reducción del tipo de interés o cambiarlo de variable a fijo.
- Frecuencia de los pagos.
Es importante no confundir dos conceptos:
* La refinanciación de deudas consiste en obtener un nuevo crédito o préstamo para poder pagar uno anterior que está pendiente de pago. Para ello, el nuevo préstamo suele tener unas condiciones mejores.
* La reestructuración de deudas consiste en negociar con el acreedor para cambiar las condiciones de esas deudas de cara a que al deudor le resulte más fácil poder abonarlas.
¿Si soy insolvente me pueden embargar?
Si eres insolvente y no puedes pagar tus deudas, sí te pueden embargar. Hay dos supuestos:
1) Tienes bienes
Te pueden embargar los bienes pero hay límites. No te pueden embargar aquellos que son necesarios para vivir (tu vivienda o primera residencia, el salario mínimo interprofesional, bienes de tu trabajo sin los cuales no puedes mantener tu actividad profesional).
2) No tienes bienes
Te pueden embargar tus ingresos o activos futuros y será un juez el que lo determine. Por ejemplo herencias, juegos (loterías, quinielas, etc), plusvalías por vender bienes (coche, casa o cualquier otra cosa).
Qué es la Ley de segunda oportunidad
Esta ley ofrece la oportunidad a un autónomo de poder cancelar o reestructurar sus deudas con la finalidad de que no sean insolventes toda su vida y no tengan tras de sí deudas eternas que no pueden ni podrán pagar y que les imposibilita más adelante poder emprender un nuevo negocio o actividad profesional.
La ventaja de esta ley es que se puede elegir entre la venta de los bienes para saldar las deudas o bien reestructurar dicha deuda con un plan de pagos que suele comprender de 3 a 5 años con mejores condiciones para el deudor.
Además, durante el transcurso del proceso, el deudor puede pedir la suspensión temporal de embargos para proteger su vivienda principal o los elementos de la empresa para poder continuar con su actividad.
Los requisitos son:
- Buena fe del deudor: esto implica que ha de haber intentado por todos los medios saldar sus deudas pero le ha resultado del todo imposible
- Al menos dos deudas: ha de tener deudas como mínimo con dos acreedores diferentes, que pueden ser particulares, organismos públicos (Hacienda, Seguridad Social, etc), empresas privadas.
- Antecedentes: el deudor no puede haber tenido condenas o sanciones graves, ni infracciones fiscales muy graves durante los últimos 10 años.
- Sin patrimonio: se tiene que demostrar que la situación de insolvencia es real y que no cuenta con patrimonio para saldar sus deudas.
Qué es el concurso de acreedores
Es un proceso judicial que aparece cuando una persona (particular o bien autónomo) o una empresa no tiene recursos económicos para afrontar sus deudas. El objetivo es que los acreedores puedan cobrar lo máximo posible. De todas formas cabe la posibilidad que no todos los acreedores puedan cobrar o bien solo una parte de las deudas.
El concurso de acreedores lo puede iniciar el deudor. Para ello tiene que presentar la correspondiente solicitud acreditando su insolvencia. En el caso de que lo inicie el acreedor tendrá que justificar esta acción.
Todo el proceso es judicial y durante su duración se pueden paralizar ejecuciones de deudas y embargos.
